Friday, February 7, 2020

Aniversario

Es un aniversario. Pero.


¿Cómo debes sentirte en el aniversario de una muerte? Triste, desde luego, porque la ausencia atiza un golpe nuevo, y resuena como el viento contra una ventana mal cerrada. Está también la culpa, tan escondida entre las motas de polvo que no siempre es fácil reconocerla. Pero ahí está, esperando una mirada, una palabra, para salir: yo seguí aquí, lloré más de un día, pero fumé, bebí, olvidé. Viví, a fin de cuentas, sin ti. Y no creas que se fueron difuminando los recuerdos, pero sí. Y no creas que se fue desvaneciendo tu presencia, pero sí. Y no creas: si me preguntan por ti lloro, pero no.


En este año han pasado pocas cosas. Me siento más mayor, más asustada, más decidida a tomar decisiones que no suceden. Eso es lo que pasa: siento que las cosas suceden menos. Ya me lleva tiempo ocurriendo. Y mira que yo pienso mucho en la vida, Abue, ya sabes. No es la ligereza lo que me caracteriza. Yo pienso y siento mucho. Y luego desmiento lo que pensaba, y sentía. Y luego me juro a mí misma que jamás lo sentí, que solo lo pensé. Puede que también al revés: me atrevo a decirme que solo lo sentí, pero sin pensarlo apenas. Apenas.


Pero a pesar de todo, de que el año haya sido hosco, maleducado, abrupto pero sin curvas excitantes de esas que no sabes qué habrá al otro lado; a pesar de todo eso, los 365 días que llevamos sin ti se han revuelto como una hoguera prendiéndose, nos han mirado, nos han gritado al oído muy fuerte cosas temibles, nos han pesado. Ha sido un año pesado y ligero, como una manzana: la abres y por dentro apenas hay carne, no hay jugosidad, suena hueca como un eco cuando la muerdes, y, sin embargo, no resulta liviana sobre una mano.


Es un aniversario. Y juego a jugar con las palabras, a inventarme un inicio, un nudo y un desenlace, cuando todo es un día, es un punto y aparte en el que nos dejas. Y ahí nos hemos quedado, esperando desde un helicóptero. Llevamos paracaídas, está claro. Caeremos, quizá, sobre la mullida copa de un árbol. Con suerte lo haremos despacio, sobre la tierra perenne. Pero el peligro: la sigilosa niebla, el pulcro vendaval, el siniestro tropiezo en la alfombra verde, está ahí. Acecha.


No es un aniversario, eso no significa nada. Es un no me olvido. Es un te recuerdo un poquito más este día porque si en Coco tienen razón, yo me quedaré esperando para que vuelvas cuando quieras, no importa la memoria que me quede, habrá siempre un huequito para ti en ella. 

No comments:

Post a Comment

JA

La carcajada atravesó la capa de sueño y la convirtió en vigilia gracias, amiga sonó como un crujido de crocanti, quebrando el mol...