creativo, incómodo.
Dibujó un sendero
hasta dar en el clavo.
Más barata esta
forma de sentir.
El ojo, desgastado
de tanto ver y culpar,
sin escuchar
se partió en dos,
después en tres:
morado, verdoso, asustado.
Se fue extendiendo
la sangre acumulada
brutal y cegadora
sobre la pista blanca.
Sobre el ojo, todas
las miradas.
Sobre el rostro, la
firme pulsión de lo más oscuro.
El golpe, dejó un
milagro de reproches
El ojo, se fue
desapareciendo
fingiendo sangre,
sueño, ahogo.
Pronto, ni golpe ni
ojo.
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