Friday, January 22, 2016

Viernes

Hoy Madrid era Madrid de tarde de viernes.
Porque era viernes.
Y los niños salían del colegio, recogidos.
Asomando sus cabezas
por los abrigos.

Se puso de tarde de viernes, Madrid.
Me recordó otros viernes de no Madrid,
recogida en abrigos.
No se quiso escuchar más, porque
las tardes de viernes ya se sabe, no duran. Eran.

Y si ese yugo constante (era, es)
ese martirio sin fin (puede, será)
esta infatigable cadena (sabré, jamás)
imita, temible, otras tardes
de otros viernes de otros madrides,
que se irán, eternos.
Que empezaron bien, abrigados
y acabaron al acecho de un gran desequilibrio. 

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